lunes, 15 de febrero de 2010

Autodestrucción en 9, 8, 7,...


Se sentó en el muelle del lago y observó cómo se iban hinchando las nubes. Deseo que lloviera fuerte y durante mucho tiempo, y que lo limpiara todo.
La lluvia nunca cae cuando la necesitas.
No podía estar sentada.
Caminó.
Los rayos que se veían a lo lejos no era reales. Estabán vacios, difuminados y eran falsos: rayos de calor. No traerían lluvia.
El representaba, lo quisiera el o no, una idea gigantesca del amor. Pero ella solo lo habia tenido en sus manos el tiempo suficiente para conocer su propia pobeza.
El la empujaba a autodestruirse.

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